LA INTRACULTURALIDAD
La
intraculturalidad
es uno de los pilares de la transformación educativa, junto a la
interculturalidad, el plurilingüismo, la descolonización, la educación
productiva y comunitaria. La intraculturalidad exige, de un
modo muy claro, la necesidad de gestionar la recuperación y
potenciamiento de los saberes y conocimientos propios de una forma
participativa, consensual y local, ya que atañe a cada pueblo y
nación indígena, y a cómo, desde la situación cultural, lingüística y
la complejidad de cada contexto, pueda realizarse una educación
intracultural.
El
proceso de
transformación educativa que estamos viviendo plantea una novedad en
la cuestión intracultural que tiene pocos antecedentes en Bolivia. Sin
embargo, el currículo y otras propuestas de concreción
han sido objeto de varias incomprensiones y malentendidos, debido en
parte a la dificultad de vislumbrar lo nuevo en un momento inicial del
proceso de transformación.
Pero
también porque
no se lo ha leído, analizado ni querido comprender lo suficiente.
Por ejemplo, criticar que el nuevo currículo plantea una mera
transmisión de conocimientos es desconocer el espíritu metodológico
mismo de esta propuesta curricular que justamente parte de un
cuestionamiento radical de la mera transmisión teórica y establece la
necesaria recuperación de la experiencia, de la vivencia, como
punto de partida de todo proceso educativo.
Esta
apertura de la
escuela a la experiencia de los estudiantes y a la propia
experiencia y sabiduría de la comunidad plantea una articulación en
torno a la educación comunitaria: cómo la educación es un asunto de
todos y todo puede ser parte de la educación. La educación
comunitaria plantea, en primer lugar, cómo podemos transformar la
escuela para que deje de ser un espacio enajenante y se convierta en
un espacio comunitario articulado a la vida. En este marco, es un
grave error pensar que la escuela va a ser siempre una institución
enajenante y externa a la vida de las comunidades. Esto
significaría caer en una postura ingenua pseudo anarquista sobre las
instituciones, sin considerar que las instituciones educativas han
existido con anterioridad a la colonización y la
modernidad, articulada a otras instituciones como la familia y la
agricultura, pero también con perfiles pedagógicos distintos. No hay que
confundir la institución con la institución moderna, a
la escuela con la escuela moderna y colonial. ¡No se puede echar el
agua sucia con la bañera y el niño incluido! Es posible construir otra
escuela, una que sea comunitaria e intra e
intercultural, como estamos comenzando a hacer en este proceso de
Revolución Educativa.
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